La vacuna contra la tuberculosis (BCG)

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, conocida como bacilo de Koch. Se transmite por el aire, a través de pequeñas gotas que una persona infectada expulsa al toser, estornudar o hablar.

La vacuna BCG (Bacilu Calmette-Guérin) es la única vacuna disponible contra la tuberculosis. Fue desarrollada en 1921 por los científicos franceses Albert Calmette y Camilo Guérin, quienes lograron atenuar una cepa de Mycobacterium boris (bacteria similar a la M. tuberculosis que causa la tuberculosis en el ganado) para hacerla segura en humanos.

Se trata de una vacuna viva atenuada, donde contiene microbios vivos que han sido modificados en el laboratorio para que no causen la enfermedad, pero sí son capaces de estimular una respuesta inmunitaria eficaz. Las vacunas basadas en bacterias atenuadas funcionan al introducir en el organismo una versión debilitadora del microorganismo patógeno, que puede replicarse de manera limitada sin provocar síntomas graves. Esta replicación controlada simula una infección natural, lo que activa tanto la inmunidad humoral (anticuerpos) como la inmunidad celular.

Las células del sistema inmunitario innato reconocen a estas bacterias, las captan y procesan sus proteínas (antígenos), presentándolas a los linfocitos T y B, que a su vez generan anticuerpos y células de memoria capaces de responder rápidamente ante futuras exposiciones. Una ventaja importante de este tipo de vacunas es que las bacterias vivas poseen señales microbianas propias que actúan como estimulantes naturales del sistema inmunológico, sin necesidad de ayudantes externos.

En personas inmunodeprimidas puede existir un riesgo de replicación excesiva o reactivación, por lo que se deben aplicar con precaución. En el caso de la vacuna BCG se utiliza una cepa atenuada de Mycobacterium bovis para proteger frente a la tuberculosis. Está bacteria afecta a los pulmones principalmente, pero puede atacar otros órganos del cuerpo como los riñones, huesos o el sistema nervioso.

La vacuna BCG se administra por vía intradérmica. Tras la administración, el sistema inmunológico detecta los antígenos del bacilo atenuado y produce una respuesta inmune celular. Esto no impide completamente la infección por Mycobacterium tuberculosis, pero reduce significativamente el riesgo de formas graves de la enfermedad, especialmente la tuberculosis meníngea y la diseminada en niños pequeños. La BCG se administra en países donde la tuberculosis es endémica o presenta una alta incidencia.


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