Las vacunas vivas atenuadas son una de las estrategias más eficaces y antiguas en el campo de la inmunización. Su principio se basa en utilizar una versión viva pero debilitada de un patógeno, ya sea un virus o una bacteria, que ha sido modificada para perder su virulencia, aunque conserva su capacidad de generar una respuesta inmunitaria. En otras palabras, estas vacunas funcionan como una simulación controlada de la infección natural, en la que el organismo “aprende” a defenderse sin llegar a enfermar gravemente.
Tras su administración, el microorganismo atenuado se replica de forma limitada en el cuerpo, imitando lo que ocurriría durante una infección real. Esta replicación, que suele ser asintomática o causar reacciones leves, activa de manera completa el sistema inmunitario: se generan anticuerpos y se estimulan linfocitos T citotóxicos (Tc), responsables de eliminar células infectadas. Gracias a este proceso, las vacunas atenuadas producen una inmunidad duradera y potente, muy similar a la que deja una infección natural, pero con un riesgo mínimo.
En el laboratorio, la atenuación del patógeno puede lograrse mediante dos técnicas principales. Una de ellas es la de pases sucesivos, que consiste en cultivar el microorganismo repetidamente en condiciones especiales o en células no humanas hasta que pierde su capacidad de causar enfermedad, manteniendo su poder inmunógeno. La otra se basa en la tecnología de atenuación molecular o ADN recombinante, en la que se modifican genéticamente genes específicos de virulencia o replicación para obtener cepas más seguras.
Estas estrategias han permitido desarrollar vacunas vivas atenuadas tan eficaces como la triple vírica (sarampión, paperas y rubéola), la varicela o la fiebre amarilla, las cuales han demostrado una protección sólida durante décadas; de hecho, la triple vírica es uno de los ejemplos más emblemáticos de este éxito, al combinar cepas debilitadas de los tres virus y conferir una inmunidad duradera.
Desde su introducción en los años setenta, su impacto ha sido extraordinario: se estima que la incidencia de estas enfermedades ha disminuido más del 99 % en los países donde se aplica de forma sistemática. Diversos estudios científicos han demostrado que dos dosis de MMR confieren una protección de hasta 97 % frente al sarampión y alrededor del 86 % frente a las paperas, con una excelente tolerancia y una seguridad ampliamente documentada.
Además, investigaciones recientes sugieren que esta vacuna podría tener efectos beneficiosos más allá de su objetivo directo, reduciendo el riesgo de hospitalizaciones por infecciones respiratorias no específicas. Sin embargo, algunos brotes esporádicos de paperas en poblaciones vacunadas han puesto de manifiesto que la inmunidad frente a este virus puede disminuir con el tiempo. Este hallazgo ha impulsado el desarrollo de nuevas variantes vacunales, como la cepa viva atenuada MuV-365, una formulación oral diseñada para inducir una inmunidad más amplia y estable frente a distintos genotipos del virus de las paperas. Su administración por vía oral facilita la respuesta inmune desde las mucosas, imitando de manera más natural la entrada del virus y potenciando así la protección general. Los estudios preclínicos demuestran que esta nueva cepa es segura, no neurotóxica y capaz de inducir una protección cruzada sólida, reafirmando además la importancia de la segunda dosis para alcanzar una inmunidad completa y duradera.
A lo largo del tiempo, las vacunas vivas atenuadas han demostrado que la clave de una buena inmunización está en comprender cómo aprende nuestro sistema inmunitario. No son solo un logro científico, sino también una lección de equilibrio: aprovechar la fuerza de los virus y bacterias, pero sin sus riesgos. La llegada de nuevas formulaciones orales como la MuV-365 nos recuerda que la ciencia sigue buscando formas más seguras, accesibles y duraderas de protegernos.
Pese a su eficacia, las vacunas vivas atenuadas requieren ciertas precauciones. Su uso está contraindicado en personas inmunodeprimidas o en mujeres embarazadas, ya que incluso una cepa debilitada puede suponer un riesgo para quienes tienen el sistema inmunitario comprometido. Además, necesitan mantenerse en cadena de frío, lo que puede complicar su distribución en regiones con menos recursos.
Autora: Aroa Caldevilla González
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Clínica Universidad de Navarra. (2023). Vacuna atenuada: definición médica. https://www.cun.es/diccionario-medico/terminos/vacuna-atenuada
- Salleras, L. (2002). Tecnologías de producción de vacunas I: vacunas vivas atenuadas. Vacunas, 3, 29-33. https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-pdf-download-S1576988702702719
- Plotkin, S. A. (2005). Vaccines: past, present and future. Nature Medicine, 11(4 Suppl), S5-S11. https://doi.org/10.1038/nm1209
- Patel, P., & Tobin, E. H. (2025). MMR Vaccine. In StatPearls [Internet]. StatPearls Publishing. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK554450/



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