Jaime Ferrán y Clúa

Jaime Ferrán y Clúa nació en Corbera de Ebro el 1 de febrero de 1851 y falleció en Barcelona el 22 de noviembre de 1929. Fue un médico y bacteriólogo español reconocido por ser el descubridor de una vacuna contra el cólera. Además, realizó importantes contribuciones en la investigación de vacunas contra el tifus y la tuberculosis. Se licenció en Medicina por la Universidad de Barcelona y tras varias aventuras profesionales en distintos y novedosos campos como la electroterapia, hidroterapia, análisis clínicos y oftalmología, comenzó a formarse en el ámbito en el que desarrollaría el resto de su carrera científica, la bacteriología.

A partir de 1880, comenzó a experimentar en su laboratorio en casa, produciendo vacunas contra el carbunco y la erisipela de los cerdos. En 1884, durante una epidemia de cólera en España, se convirtió en miembro de una comisión enviada a Marsella, donde coincidió con destacados microbiólogos como Robert Koch.

A su regreso, Jaime Ferrán logró desarrollar una vacuna eficaz contra el cólera, siendo el primero en hacerlo. En 1885, Ferrán desarrolló una vacuna contra el cólera, convirtiéndose en el primer científico en lograrlo. Su método, basado en la inoculación con un vibrio del cólera atenuado, fue innovador y marcó un hito en la vacunación. Posteriormente comenzó a vacunar a grandes grupos en Valencia, inmunizando alrededor de treinta mil personas, lo que generó gran interés y controversia en la comunidad médica.

Ferrán presentó su vacuna en el Congreso Internacional de Higiene y Demografía de Berlín en 1893, ganando reconocimiento internacional. A partir de 1895, Ferrán asumió la dirección del Laboratorio Microbiológico Municipal de Barcelona, donde continuó sus investigaciones. Su enfoque en la profilaxis y la vacunación lo llevó a investigar otras enfermedades infecciosas, como la rabia y la fiebre tifoidea. Sin embargo, sus métodos y resultados generaron controversia y oposición, especialmente entre figuras prominentes de la comunidad médica que cuestionaban la eficacia y seguridad de sus vacunas.

La tensión con la comunidad científica culminó con su destitución en 1905, debido a las críticas sobre la falta de estandarización en la producción de sus vacunas y su enfoque experimental le costaron su posición en el laboratorio. Durante este periodo, Jaime Ferrán también se dedicó a la investigación de la tuberculosis, buscando métodos para su prevención y tratamiento. A pesar de las dificultades, mantuvo su compromiso con la ciencia y la salud pública, y sus esfuerzos contribuyeron al desarrollo de una conciencia sobre la importancia de la vacunación en la sociedad.

Finalmente Jaime Ferrán y Clúa fallece en Barcelona en 1929. Su vida refleja la lucha entre innovación científica y resistencia institucional en la medicina de su tiempo.


Comentarios

Deja un comentario